viernes, 18 de diciembre de 2009

Papanatas y pamplinas



Y escuchaba cómo el café subía e impregnaba la casa con su olor. Y se giró y su silueta estaba en la cama, probablemente había vuelto para poder sobrevivir a esa fría mañana de domingo. Las seis y cuarto de la mañana, hacía años que no veía esa luz un domingo. El día se presentaría perfecto.
La besó y su corazón se paró de repente. Hora de la muerte, 6:17.


Canción.

2 comentarios:

Javier Peñarroja dijo...

hola, me ha gustado mucho tu blog. Realmente vives la vida al máximo y lo sabes. Gracias por dejar este pequeño granito de arena en la red.

Javier Peñarroja dijo...

Por cierto, coincidimos mucho en el tipo de música que escuchamos. eres buena...